Odio la realidad. Odio mirarme en un espejo y que no me guste lo que veo.
Quizá la vida en sí sea difícil o quizá sea yo quien la hace difícil. Tengo un don para llenar el camino de piedras y ser yo misma quien tropiece con ellas. Soy capaz de pasar mañanas enteras mirándome al espejo y aún así cada día me saco mil defectos más. Todos dicen que nadie es perfecto, yo no busco serlo, también dicen que lo perfecto es aburrido. Sólo busco quererme tal y como soy, estar segura de que sea como sea, voy a ser feliz.
Yo misma soy quién me impido llegar a esa felicidad. Intento aparentar que no pasa nada, que todo va bien; pero no todos los que sonríen son felices. Nunca me gustó ser el centro de atención, así que, poco a poco aprendí a ocultar mis sentimientos.
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