Puede que realmente no haya cambiado o, al menos, no del todo.
Sigo disfrutando de la locura cada día, sigo escondiendo mis miedos, sigo empapelando la habitación de mi cuarto con pósters, sigo amando París, Nueva York y Londres.
Sigo creyendo en que todo es posible y me sigue asustando el qué dirán.
Sigo odiando crecer, pronto comenzarán las responsabilidades y todas esas cosas propias de adultos.
Me gusta poner la música alta y dejar que suene mientras miro al techo tumbada en la cama, dejando que la música entre por cada poro de mi piel.
Sigo odiando que me vean llorar y sigo yendo a un rincón de mi habitación cuando eso ocurre.
Sigo odiando crecer, pronto comenzarán las responsabilidades y todas esas cosas propias de adultos.
Me gusta poner la música alta y dejar que suene mientras miro al techo tumbada en la cama, dejando que la música entre por cada poro de mi piel.
Sigo odiando que me vean llorar y sigo yendo a un rincón de mi habitación cuando eso ocurre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario