16 diciembre 2012

El mundo al otro lado del espejo.

Su piel, clara y fina, brillaba como si se tratara de pura nieve, sin embargo en verano adquiría un leve color anaranjado. Su pelo, largo y castaño claro, caía con leves ondulaciones hasta por debajo de su pecho. Sus ojos, sus preciosos ojos azulados, parecían estrellas en una noche apagada. A simple vista, una chica perfecta. Sus notas eran impecables y su ropa, tan sumamente conjuntada y colocada al milímetro, dejaba entrever su clase media-alta. Extrovertida y alegre, a todos caía bien y todos buscaban tenerla de amiga. Sin embargo, un oscuro pasado la acechaba. Siempre estuvo obsesionada con su peso, aunque su figura -como el resto de ella- era perfecta. Algunas marcas de guerra -así las llamaba ella- se podían apreciar en sus muñecas, en ambas, y en su estómago. Intentó salir de ese mundo muchas veces, pero estaba atrapada. Se sentía sola, aún estando rodeada de gente. Botellas de alcohol rodeaban su cama. Pero, ahora, era capaz de estar tranquila, podía descansar de tanto sufrimiento, podía descansar, en paz.
No la quedaba nada, hasta la soledad la había abandonado.


2 comentarios:

  1. GUAU. http://hazbrillaratusonrisa.blogspot.com.es/
    M.

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    1. MIAU._. Se me ocurrió el viernes a las tres de la mañana.-.

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